Hace unos días, oí a alguien que tenía que dar un discurso, y que al principio pensó en solo decir lo que le viniera a la mente; pero luego reflexionó en que, si así lo hacía, podría dejar de pronunciar todos aquellos sentimientos que quería compartir. Hoy, me toca a mí expresar la inmensa satisfacción de estar aquí y, por eso, escribí estas líneas, para no perder de vista todo aquello que le deseo compartir. Fue en diciembre de 1993 cuando mi hijo Giancarlo, de año once meses, murió por un golpe que tuvo en la sien izquierda, luego de una caída de una silla. Al estar en el hospital, y después de hacerle los exámenes respectivos, lo declararon con muerte cerebral. Nunca imaginé que, de esta experiencia dolorosa, se fueran a sembrar tantas semillas de ilusión y mucho aprendizaje para mí. Tuve el privilegio de donar parte de sus órganos trasplantables a Angelle, una niña de su misma edad que vivía en San Francisco, California. Debido a nuestra generosidad, la niña que recibió el hígado de Giancarlo ahora tiene la oportunidad de llevar una vida normal y productiva. Sin el regalo de Giancarlo, esto no sería posible. Mi duelo, por su partida, fue mucho menos doloroso en su momento, porque la muerte de él significó la oportunidad de vida para otro ser humano. Estoy convencida de que cada experiencia que uno tiene no es buena ni mala, simplemente es una oportunidad de crecimiento y aprendizaje para el alma. Hay que tomarla con actitud positiva y saber que Dios tiene un plan perfecto para todo. Cuando se camina con FE, se camina tomando conciencia, paso a paso, de que el dolor de hoy es la experiencia del mañana, de que tenemos que seguir caminando con entusiasmo y gozo para llenar las expectativas de nuestro espíritu de servicio y, así, cumplir los objetivos e ilusiones futuras. Marta y yo, en abril del 2004, decidimos hacer de nuestras experiencias un reto, fundar Fundación Donaré y tener como objetivo principal crear la cultura de donación de órganos y tejidos en Guatemala. Hoy, cuatro años después, puedo decir con mucho orgullo que nuestra visión clara está dejando una huella profunda en el país, que Fundación Donaré se ha distinguido por hacer cada obra que realiza con calidad y excelencia. Este laboratorio, que hoy inauguramos, está equipado con aparatos de última tecnología, y así, nos hemos propuesto desde el principio trabajar de manera conjunta y transparente, día a día, dando lo mejor de sí, y respondiendo a todas aquellas oportunidades que se nos han brindado, a todas esas puertas que se nos han abierto, a todo ese camino que nos queda por recorrer. Quiero agradecer primero que todo a Dios, quien ha sido nuestro guía y luz en cada plan y propósito que hemos tenido. Gracias, también, a todas las personas que se nos unieron y apoyaron de una u otra forma. Gracias de verdad por ese entusiasmo, y por dejarme saber que juntos hacemos mucho. A los medios de comunicación que, de una u otra forma, nos han apoyado de manera impresionante, en especial al señor Alfredo Tilmans, que con su dinamismo nos ayuda con los anuncios de la radio, las pautas, y responde a todo lo que necesitemos. A Gloria Jiménez, mi asistente y secretaria de la Fundación, que día a día contesta las llamadas telefónicas que hacen a Donaré, y pacientemente informa y resuleve las dudas que le hacen. A todas las personas que nos han apoyado económicamente para poder realizar nuestros sueños. Pero, sobre todo, quiero agradecer a Giancarlo y Ana Lucía donde quiera que estén viéndonos, pues han sido nuestra inspiración para esto. Sinceramente agradezco que este laboratorio de histocompatibilidad lleve el nombre de mi hijo, Giancarlo Gabriel, me hace sentir muy agradecida y emocionada por el honor que me hacen. Sé que tanto mi hijo Santiago, como mi familia que hoy me acompaña, siempre estaremos muy agradecidos por esta oportunidad y este honor que estamos recibiendo hoy¡.Muchas gracias a todos por estar aquí y acompañarnos en la inauguración del Laboratorio de Histocompatibilidad Giancarlo Gabriel!
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