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Dos historias de adopción

Mayra Gabriel


Llevo algunos días leyendo el libro “Mamá, no estoy muerta” de Mariela SR -Coline Fanon- sobre su testimonio de la adopción ilegal en Guatemala, la historia de amor de una madre por su hija, a quien solo tuvo por dos días, antes que personas sin escrúpulos se la arrebataran y secuestraran, y que, a ella, la mamá, le dijeran que su bebé había muerto, aunque nunca vio el cuerpecito y, por eso, siempre sintió que su hijita no estaba muerta. Y así fue, apareció 31 años después.

Por otro lado, luego de cinco embarazos y seis pérdidas de mis bebés, donde solo el segundo embarazo tuvo feliz término porque nació superbién mi hijo Giancarlo, pero a mí me fue como en feria con todas las complicaciones que tuve poscesárea. Mi bebé estaba programado para nacer el 9 de enero, y el 7 de enero, cumpleaños de mi hermano Nelson, se me empezó a mover y mover hasta lograr su cometido de voltearse y ponerse de nalguitas, y es por ello que tocó que naciera por cesárea ese 9 de enero por la noche.

Mi estancia en dos hospitales fue por un total de 31 días. Una cesárea, dos operaciones de intestino delgado donde me quitaron 90 cm entre las dos operaciones, siete días en coma inducido, viviendo con un cuarto de pulmón porque el resto estaba lleno de agua, peritonitis, había subido 25 libras en mi embarazo y salí con 32 libras de menos; y qué más quiere que le cuente, lo que podía pasarme, seguro me pasó. Desafortunadamente, en ninguno de los dos hospitales logré obtener mi expediente para tener más información del momento. Casi me muero, pero no me morí, y los planes para mí eran totalmente otros. Giancarlo vino a darme un gran despertar de vida y regresó a la Casa Celestial un año y once meses después de nacido.

Luego de tres embarazos fallidos, tras la partida de Giancarlo, yo andaba ya por mis 41 abriles y mi opción de ser mamá era por adopción. Mis cinco embarazos fueron planeados como mamá soltera, a mucha honra. ¿Adopción? Después de ser mamá biológica, no lograr que mis embarazos llegaran a feliz término, y luego cambiar mi mentalidad a ser mamá de corazón, no fue tan fácil. Ahora sé que uno es mamá y es mamá, no importa de qué forma. El papel de ser mamá es lo máximo. Con tanta pérdida, no podía creer que Dios me dejara sin ese gran privilegio que sentí por un poco tiempo, como es el maravilloso sentimiento de ser madre.

Se oye tanto sobre las adopciones que, realmente, es difícil pensar cómo y en quién confiar para hacerlo todo bien hecho y de forma legal. Alguien cercano y que sí cumplía con todo lo anterior, me apoyó para que llegara a mis brazos un bebé más que hermoso de nueve días de nacido. Toda la papelería legal, conocí de vista a la mujer que cuidó en su vientre a Santiago durante las 40 semanas de su embarazo. Eso sí, nunca platiqué con ella. Siempre nos tocaba hacer los trámites correspondientes al mismo tiempo, pero ella nunca supo quién era yo. Mi abogado me hizo el favor siempre de tomarle fotos para tener recuerdo de ella en esa época.

Leyendo este gran testimonio de “Mamá, no estoy muerta”, retrocedo a aquellos días, donde por los 40 días que duró el trámite mío de adopción, fuimos a la policía, a quién sabe qué lugares, la verdad ya no me acuerdo, incluso en uno de los trámites, la mamá biológica tenía que llevar en brazos a Santiago durmiendo, iba tapadito y, según me contó la persona que los acompañó, en ningún momento levantó la frazadita para verlo, posiblemente para no despertarlo. Tenía claro que su fin era que otra familia lo cuidara, le diera mejores oportunidades de vida y amara un poco más de lo que ella, como mamá soltera también, lo podía haber hecho. Mi trámite de adopción, sí puedo decir que fue 100% legal, y así le dije a Santiago cuando conocí la historia de Mariela SR.

Hay mamás biológicas que saben que no podrían darle el amor de familia, una buena vida y buena educación a sus hijos, gracias a ellas que elijen darlos en adopción de forma consciente. Pero hay otro montón de malas o aprovechadas personas, que eligen llenarse la bolsa de dinero robando bebés a su mamá biológica, diciéndoles mentiras para hacer adopciones ilegales e irregulares como esta historia de Mariela SR que, luego de 31 años, reencuentra a su familia biológica de Guatemala. -


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