Cuando Luis Maldonado de la Cerda me llamó para decirme que estaba nominada para recibir el Galardón de Oro de este año 2021, que otorga la Asociación Cultural Vicenta Laparra de la Cerda, me sentí muy emocionada y agradecida por semejante honor que me estaba dando. Por supuesto, con alegría acepté ser parte de esa nominación junto a dos mujeres más donde, finalmente, las tres fuimos galardonadas. Gracias también a Carmen Yela, quien es presidenta de la asociación, por haberle dado seguimiento a este magno evento y ponerle el toque que mereció.
Encantada de la vida, empecé a buscar información sobre esta gran mujer guatemalteca que rompió barreras y muchos mitos en su época. Vicenta, como le llaman, nació en la ciudad de Quetzaltenango, el 5 de agosto de 1831. Hija de Nicolás Laparra y Desideria Reyes. La madre murió cuando ella tenía 6 años, y su hermana mayor, Jesús Laparra, se hizo cargo de su educación. Fue ella quien le inculcó el amor a las bellas artes y a la literatura. Fue una de las precursoras del periodismo femenino en Guatemala, dotada de talentos, luchadora por sus derechos en esos años de finales del siglo XIX, época donde surgen las grandes transformaciones en el terreno económico, social y político. Aunada a estas grandes transformaciones, nace lentamente la nueva imagen de la mujer.
Vicenta es un ejemplo de mujer, que supo desafiar las ideas y cultura de ese entonces, para poder trabajar por los derechos de la mujer, especialmente en el de la educación. No ha de haber sido nada fácil en esos años, donde el papel de la mujer fuera de casa no era bien recibido; y ella lo logró, teniendo un papel histórico donde se destacó como educadora, escritora, poetisa y dramaturga guatemalteca. Vicenta falleció el 29 de enero de 1905 y dejó un gran legado.
En 1981, hace 40 años, escribí mi tesis para el grado académico de Licenciada en Administración de Empresas que titulé “La mujer, como autoridad gerencial en Guatemala”, carrera que, en mi opinión, como dejé plasmado en mi tesis, hasta hacía pocos años, no se consideraba adecuada para una mujer. Pero mi sorpresa, al finalizar el estudio, fue que luego de varias entrevistas y trabajo de campo, una de mis hipótesis resultó inválida, ya que la mujer en Guatemala no tenía dificultad para conseguir un puesto, siempre y cuando luchara y estuviera preparada para obtenerlo. Aunque la hipótesis sobre la preferencia generalizada del sexo masculino para ocupar algunos puestos importantes sí era todavía válida, en aquel entonces encontré que la mujer gusta más de trabajar con personas del sexo contrario.
Hermann Hitz Lender escribió “Vivir en niveles ascendentes deberá ser el ideal de todo hombre y mujer. Y deberán transformarlo cada vez más en una necesidad”. Hoy por hoy, en el año 2021, las mujeres tenemos un papel muy importante en el mundo de la educación, las bellas artes, la industria, el comercio, la política y tantos otros grupos donde hemos encontrado cómo expresarnos libremente con voz, con nuestros pensamientos y sentimientos. Gracias a muchas mujeres que abrieron paso para que nuevas generaciones encontraran su camino y vocación, hemos roto tabús y seguimos manifestando al mundo que el coraje y la valentía que tenemos las mujeres para salir adelante, son únicos.
Gracias a muchas mujeres guatemaltecas que le dieron un sí y lucharon por su lugar como mujeres, hoy el mundo para nosotras es mucho más fácil. Mujeres como Vicenta Laparra de la Cerda, María Isabel Escobar Quintana, Francisca Fernández-Hall, Ingrid Klussmann, Karim May, Frida Henry, Eunice Lima, Atala Valenzuela, María Antonieta Somoza, Marta Altolaguirre y muchas otras más. Hoy me uno a ellas como mujer que está dejando huella, por haber sido honrada con el Galardón de Oro que me fue entregado de manos de mi hijo, el pasado 29 de abril de este grandioso y retador año 2021.-
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